miércoles, 20 de mayo de 2015

RESTAURACIÓN DE TALLA POLICROMADA DE SAN ANTONIO

Hoy queremos presentaros la restauración de una preciosa talla de San Antonio de Padua que llegó hace poco a nuestro taller.








FICHA TÉCNICA:

 Objeto: Talla policromada y dorada.
 Materiales: Madera, oro, temple, óleo, resina.
 Dimensiones: Con peana: 46,5 x23,5 cm.
                         Sin peana: 40 x 23,5 cm.
 Firmas e inscripciones: No se encuentran.
 Iconografía: San Antonio de Padua.
 Autor: Anónimo.
 Datación: S. XVII-XVIII.


DESCRIPCIÓN:

Se trata de una talla policromada, dorada y decorada con un delicado trabajo de estofado alrededor de toda la superficie del hábito.

 Iconográficamente San Antonio ha sido representado como un joven imberbe con amplia tonsura monacal. Está vestido con el hábito de su Orden Franciscana, de color marrón en forma de Taú, es decir, en forma de cruz. El hábito además, esta cinturado con un cordón que en origen seguramente tendría tres nudos que simbolizan la consagración a Dios como religioso franciscano, por los votos de obediencia, pobreza y castidad. En este tipo de representaciones el santo suele calzar sandalias de color marrón, pero en este caso los ha perdido, por lo que es difícil saber cómo sería dicha zona. Iconológicamente, los atributos que porta esta figura y que suelen identificativas del santo, haciendo además referencia a su personalidad, profesión vida o martirio son: el libro y la flor de lirio. El libro en este caso está abierto, aunque puede aparecer también cerrado. El símbolo del libro relacionado a la imagen del Santo tiene sentidos diversos. Puede identificarle como un hagiógrafo, autor de algún libro de la Sagrada Escritura, o puede ser la representación como fundador de la Orden. Y puede también identificarle como un Doctor de la iglesia. El lirio, que en este caso se ha perdido pero que, con total seguridad llevaría en la mano derecha (como así indica la postura de la misma). En la tradición cristiana en general, el lirio es símbolo de amor virginal, en la imagen del Santo, éste simboliza el amor del Santo completamente consagrado a Dios, Jesús y Nuestra Señora.

ESTADO DE CONSERVACIÓN:

La obra presenta las siguientes alteraciones:


 Depósitos de origen biológico y suciedad superficial.

 Presencia generalizada de ataque de insectos xilófagos.









 Falta de adhesión de la policromía.

 Pérdidas volumétricas.

 Depósitos de origen biológico y suciedad superficial.

 Reintegraciones volumétricas anteriores.

Ya en el estudio previo de la obra se aprecian diferencias en la talla y en la decoración tanto del antebrazo derecho, como del izquierdo. Como podéis ver por la fotografía, es de factura más facetada y el dorado no es oro fino sino purpurina.



 Repintes en las carnaciones.

En las carnaciones aparecen pérdidas que dejan entrever la policromía original. En el caso de la cara, vemos varias pérdidas que evidencian la presencia del peleteado de la policromía subyacente.




PEANA:

En el caso de la peana también se observan las mismas alteraciones descritas en la pieza. El estado de conservación de la misma es bastante malo y precario como se pone de manifiesto en las siguiente fotografía.



TRATAMIENTOS REALIZADOS:

v  Inyección anticarcoma y aislamiento de la pieza.




v  Sentado de la policromía y de los dorados.





v  Limpieza superficial y eliminación de barnices oxidados.














v  Eliminación de los repintes.











 v Consolidación estructural, encolado del brazo y reconstrucción mediante resina epoxi termoestable.







vColocación de una pequeña cuña para dar estabilidad a la obra.






Fotos finales.






Detalles.












lunes, 2 de febrero de 2015

Descubren la copia más antigua del Evangelio


Se trata de un fragmento del Evangelio de Marcos que fue escrito durante el siglo I, antes del año 90.
Hasta este momento, la copia o copias de los textos evangélicos más antiguos que existían databan del siglo II (entre los años 101 y 200). El nuevo texto puede ser la copia más antigua de un evangelio; concretamente se trata de un fragmento del Evangelio de Marcos que fue escrito durante el siglo I, antes del año 90.

Un equipo de expertos del Acadia Divinity College en Wolfville, Nueva Escocia (Canadá), se está encargando de recuperar este texto que se encuentra en un papiro utilizado para crear la máscara de una momia del antiguo Egipto. Y es que, a pesar de que las momias de los faraones egipcios utilizaban máscaras hechas de oro, los más humildes, la gente del pueblo, tenía que conformarse con máscaras fabricadas con papiro, pegamento y pintura y teniendo en cuenta que el papiro no era un material precisamente barato, no es de extrañar que reutilizaran hojas de papiro ya usadas.
Gracias a una nueva técnica que permite deshacer el pegamento de estas máscaras sin dañar la tinta sobre el papel se está consiguiendo alcanzar uno de los textos más buscados del mundo, el evangelio del primer siglo.
“Estamos recuperando documentos antiguos de los primeros, segundos y terceros siglos. Documentos no sólo cristianos y bíblicos, sino textos griegos clásicos, comerciales, papeles mundanos o cartas personales”, explica a LiveScience Craig Evans, coautor de la investigación.
Entre los documentos que forman parte de esta máscara los expertos han encontrado textos filosóficos y copias de las historias del poeta griego Homero, así como cartas comerciales y personales. La datación por carbono 14 permitió concretar la fecha de los documentos de la máscara, cuyo primer volumen de textos -que incluirá el fragmento del evangelio- será publicado a finales de 2015.

jueves, 8 de enero de 2015

REINSTALACIÓN DEL ARCHIVO DE RUBÉN DARIO


Retomamos el Blog después de mucho tiempo con una entrada sobre la Reinstalación de un Archivo Histórico.

Es un trabajo que publicamos en 2010, tras las prácticas en la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense, Marqués de Valdecilla. 

El Archivo del que se trata es el del escritor Rubén Dario. Aprovechamos el Aniversario de su nacimiento, 18 de enero de 1867, para sacar a la luz este documento en el que se explican las medidas de conservación preventiva que se adoptaron. Así como una pequeña identificación de los fondos del Archivo y el estado en el que se encontraba.

En el siguiente link se puede ver toda la publicación http://eprints.ucm.es/11175/1/DOCUMENTOS_DE_TRABAJO_2010-6.pdf
Esperamos que os guste.

Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío (1867 -  1916), fue un poeta, periodista y diplomático nicaragüense, máximo representante del modernismo literario en lengua española. Es, posiblemente, el poeta que ha tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito hispánico. Es llamado príncipe de las letras castellanas.

domingo, 13 de mayo de 2012

ENCUADERNACIÓN Y LIBRO IMPRESO

ENCUADERNACIÓN

En el siglo I d. de C., los cuadernos que contenían varias hojas de papiro o pergamino se insertaban entre dos tablas de madera o de hojas de papiro encoladas entre sí. En Occidente, las encuadernaciones más antiguas que se conservan se remontan al siglo VII (las tapas del Evangelio de la reina Teodolinda de Monza, compuestas por una plancha muy fina de oro con ocho camafeos dispuestos en forma de cruz); en ellas los pliegos van cosidos mediante el procedimiento de doble nervadura y se unían a la cubierta mas tarde. Las dos tapas se sujetaron después del cosido. Una vez fijadas las tapas a los pliegos, la encuadernación podía revestirse de diferentes formas.

Los textos sagrados se decoraban con oro, piedras preciosas esmaltes y marfil, los libros se colocaban horizontalmente sobre las estanterías por lo que los títulos se escribían en el canto del libro.

Hacia 1470 se introdujo en Italia el dorado en caliente con pan de oro, técnica aprendida por los obreros sarracenos emigrados de Siria y Egipto, abriendo una nueva vía a la ornamentación de la encuadernación, este motivo decorativo se desarrollo en Venecia, bajo el influjo combinado del renacimiento y el Arte bizantino y el oriental.


EL LIBRO IMPRESO

El destino del códice fue sin duda brillante. Tuvo una importancia determinante para el conocimiento y la versión exacta de hechos históricos u obras literarias. Al hacer posible la producción en serie de textos, ocasionó en el lector una nueva forma de pensar e incluso una nueva forma de ser. Muy pronto se dieron cuenta del efecto revolucionario de la imprenta que, al hacer más accesibles los textos, se convirtió en un mecanismo difusor de cultura infinitamente más potente que el manuscrito.

A China se le atribuye el descubrimiento de la imprenta que deriva de la técnica del sello grabado o en relieve. Las primeras pruebas de imprenta con tipos móviles efectuados en Europa y conocidas por nosotros datan de mediados del siglo XV.

En 1970, George Painter decidió asignarlas todas al tipógrafo Guttemberg, que parecía ser el único capaz de grabar y fundir los cuatro tipos de caracteres. Guttemberg prefirió un caracter menor y menos aparatoso, que se utilizó para la edición de la Biblia de 42 líneas, impresa en Maguncia hacia 1455. Fue el primer gran libro impreso en el mundo Occidental con caracteres móviles. Impresa a dos columnas en dos volúmenes de folio, se tiraron 150 ejemplares.

El Arte de la impresión se difundió rápidamente, además de muchas ciudades alemanas llego a Italia en 1475. A finales del siglo XV existían imprentas funcionando en 250 ciudades europeas. Pero solo en una ciudad italiana, Venecia, alcanzaron el Arte tipográfico, la industria y el comercio del libro un desarrollo superior al de cualquier otra ciudad.

El paso del libro escrito a mano al impreso con tipos móviles, se puede afrontar, por una parte, basándose en la continuidad, y por otra, en la novedad y por lo tanto, en las diferencias entre ambos productos. La historia del libro manuscrito y la del libro impreso no pueden y no deben considerarse fenómenos separados, sino aspectos diferentes de un mismo proceso de producción y difusión cultural.

sábado, 10 de marzo de 2012

70 libros de metal hallados en Jordania podrían cambiar la historia bíblica


Un descubrimiento que puede ser el más grande desde el hallazgo de los Rollos del Mar Muerto, ha puesto en alerta a los estudiosos de la historia bíblica. Una antigua colección de 70 libros diminutos, encuadernados con alambres, podrían develar algunos de los secretos de los primeros días del Cristianismo.

 

 Los especialistas están divididos en opiniones en cuanto a su autenticidad, pero comentan que de verificarse como auténticos pasarían a ser uno de los descubrimientos más importantes que rivalizaría en importancia con el de los Rollos del Mar Muerto en 1947.


En páginas no más grandes que una tarjeta de crédito, se encuentran imágenes, símbolos y palabras que parecen hacer referencia al Mesías y, posiblemente, a la crucifixión y resurrección. Además, algunos de los libros se encuentran sellados, despertando la duda en los académicos sobre si podrían ser en realidad la colección perdida de códices mencionada en el Libro de las Revelaciones de la Biblia.

Los libros fueron hallados hace 5 años en una cueva sita en una remota parte de Jordania donde se sabe que los refugiados cristianos huyeron luego de la caída de Jerusalén en el 70 d.C. Documentos importantes del mismo periodo han sido previamente descubiertos en la zona.

Las pruebas metalúrgicas iniciales indican que algunos de los libros se remontarían a alguna fecha cercana al primer siglo Después de Cristo. Esta estimación se basa en la forma de corrosión que se presenta, la cual los expertos dicen que es imposible lograr artificialmente. Si esta fecha se verifica, los libros serían de los primeros de la Era Cristiana, anteriores a los escritos de San Pablo.

El prospecto que podría contener historias contemporarias de los días finales de la vida de Jesús, ha entusiasmado a los estudiosos – aunque siguen tomando el tema con pinzas debido al hecho que previamente hubo casos de falsificaciones bastantes sofisticadas.

David Elkington, un británico erudito en historia antigua de las religiones y arqueología, y uno de los pocos en examinar los libros, declaró que bien podrían ser “el descubrimiento más grande en la historia del Cristianismo”.

“Es emocionante pensar que tenemos en las manos objetos que pudieron haber sido sostenidos por los primeros santos de la Iglesia”, agregó.

Pero los misterios que se encuentran en sus ancestrales páginas, no son el único acertijo a resolver. Hoy en día, sus orígenes también son un enigma. Luego de su descubrimiento por parte de un beduino jordano, el tesoro fue adquirido por un israelí, quien dijo haberlos contrabandeado fuera de la frontera hacia Israel, donde aún permanecen.

De todas formas, el gobierno jordano se encuentra en tratativas desde los más altos niveles para repatriar y salvaguardar la colección. Philip Davies, profesor emérito de estudios bíblicos en la Universidad de Sheffield, declaró que había evidencia sólida que los libros tenían un origen cristiano debido a placas que muestran un mapa de la ciudad santa de Jerusalén. “Cuando vi eso me quedé estupefacto”, dijo. “Es claro que se trata de una imagen cristiana. Hay una cruz en primer plano, y detrás de ella lo que sería una tumba [de Jesús], un pequeño edificio con una apertura, y tras ello los muros de la ciudad. En otras partes de los libros también se describen murallas y es casi seguro que se refiere a las de Jerusalén. Es una crucifixión que se lleva a cabo fuera de los muros de la ciudad”, explicó el profesor.

El equipo británico actual encargado del descubrimiento teme que su presente “guardián” israelí pueda pensar en vender algunos de los libros en el mercado negro, o peor… destruirlos. Pero el hombre que tiene los libros lo niega y afirma que han estado en su familia por 100 años.

La Dra. Margaret Barker, ex presidente de la Sociedad para el Estudio del Antiguo Testamento, dijo: “El Libro de las Revelaciones habla sobre libros sellados que solo eran abiertos por el Mesías. Otros textos del mismo periodo cuentan historias sobre libros sellados conteniendo gran sabiduría y una tradición secreta pasada por Jesús a sus discípulos más cercanos. Ese es el contexto de este descubrimiento”.

martes, 28 de febrero de 2012

EL LIBRO Y SUS ANTEPASADOS (VII): EL MINIADOR Y SUS MINIATURAS



Al principio este Arte lo practicaban únicamente el clero, existió solo en los monasterios. En la ilustración de un manuscrito participaban varios colaboradores según las tareas asignadas, el miniaturista hacia las partes secundarias como las letras, adornos, bordes y decoración y el pintor, se encargaba del trabajo más importante, es decir, la ilustración. El miniaturista ejecutaba las condiciones escritas con anterioridad en el códice o con esbozos que indicaban las líneas generales de la escena a representar.

Al principio este Arte lo practicaban únicamente el clero, existió solo en los monasterios.

En la ilustración de un manuscrito participaban varios colaboradores según las tareas asignadas, el miniaturista hacia las partes secundarias como las letras, adornos, bordes y decoración y el pintor, se encargaba del trabajo más importante, es decir, la ilustración.

El miniaturista ejecutaba las condiciones escritas con anterioridad en el códice o con esbozos que indicaban las líneas generales de la escena a representar.

El manuscrito medieval de Occidente adoptó tres elementos diferentes de decoración la inicial, el borde y la ilustración miniada. Se perfilaba el cuerpo de las letras, y alrededor de ellas se entrelazaban tallos y hojas con cabezas de animales estilizados y figuras fantásticas prevaleciendo el rojo y el verde.

Los manuscritos franceses tenían una decoración rica en colorido que se desarrollo todavía mas con la difusión de la minúscula Carolina, a la miniatura carolingia sucedió la otoniana, producida por escuelas como las de Reichenau, Einsiedeln o Echternach, esta miniatura se creo en Inglaterra y más tarde paso a Irlanda dando vida al estilo anglo - irlandés.

Como expresión de escuela miniaturista local de los siglos X – XII se pueden citar la miniatura mozárabe española, con intensos amarillos, rojos, azules y verdes, un intenso efecto decorativo en los bordes extravagantes y la vitalidad popular de figuras y animales en escenas alegóricas - trascendentales.

Hasta el siglo XII, la miniatura fue exclusivamente monástica pero, el siglo XIII, al parecer las universidades, llegó también al mundo laico y se utilizo en estatutos, obras literarias y romances de caballería. La miniatura llegó a su apogeo en el siglo XV, y en Italia tuvo gran esplendor. La aparición del libro impreso significó el final de la utilización de la miniatura para códices.

EJEMPLOS LIBROS MINIADOS:




martes, 14 de febrero de 2012

EL LIBRO Y SUS ANTEPASADOS (VI): EL PAPEL

El papel tuvo su origen en Oriente; el descubrimiento se le atribuye a China y precisamente al director de los talleres imperiales, Ts' ai Lun, que al principio del siglo II d. de C. tuvo la idea de fabricar una especie de pasta delgada sacada de la corteza de la morena, del cáñamo y de material de desecho de tela o seda.

Para fabricar papel de lujo se utilizaban trapos de cáñamo, algodón y lino que al golpearlos con mazos se obtenía una pasta liquida y homogénea, posteriormente se obtenían delgados hilos; un cuadro móvil determinaba el espesor del papel, se procedía a su secado con fieltros y exponiéndolo al aire se realizaban las operaciones de encolado y satinado.

Al final del siglo XVII los holandeses pusieron un sistema de trituración de los trapos usados cilindros y laminillas; en la segunda mitad del siglo XVIII James Whatman, en Birmingham y los Montgolfier, en Annonay, consiguieron papel de seda sin huellas de los alambres, no fue sino hasta 1844, cuando Frederich Keller inventará la industria de papel de madera.

La forma y la composiciónA partir del siglo IV, al prevalecer definitivamente el pergamino sobre el papiro, el codex sustituyó así al volumen y desde entonces ha constituido la forma habitual del libro. Las dimensiones de un códice es decir, el formato, en la edad media se llamaban forma, los códices se componían de cuadernos y estos se subdividían en hojas, papel y páginas. Por el "cuaderno" se entendía un fascículo de hojas cosidas en un solo manojo, por "folio" la hoja doblada en dos y consistente en cuatro carillas, por "página" la mitad de la hoja es decir una carilla y "cuaderno" un pliego de cuatro folios.

El códice medieval no tenía una página dedicada al título, al principio de la obra había una frase de inicio, en la cual no se nombraba al autor, algunos llevaban la frase de inicio en una página escrita con tintas de color y acompañada por motivos geométricos y arquitectónicos, las indicaciones del autor se ponían al final de la obra. Cuando el escriba había acabado su trabajo empezaba el del rubricador, que escribía en tinta roja una lista de títulos de los capítulos y adornaba las letras iniciales de las frases con un trazo vertical. En cambio para asegurar la regularidad de la escritura y la armonía de la página se trazaban en el pergamino líneas horizontales y se delineaban los márgenes con dos líneas verticales en seco con una punta de metal.

Al final del siglo XII se empleó también tinta negra para trazar líneas, dado que el número de cuadernos que componían un manuscrito podía ser una fuente de desorden, los copistas procedieron a numerar los cuadernos en la última página. El procedimiento se conoce como "signatura", se numera también cada hoja con la letra del pliego al que pertenecía seguida del número progresivo de cada pliego.

La decoración y la Ilustración
La importancia del libro ilustrado fue tal que sirvió como fuente de inspiración para otros sectores artísticos como tapices, esculturas, vidrieras, y más tarde también para esmaltes. Los artistas que se dedicaron a la decoración del libro demostraron el peso que la miniatura tuvo en el lenguaje artístico y su papel en el lenguaje de la escritura.

El término "miniar" significa "colorear en rojo" deriva de la palabra minium, con la que en la Edad Media se solía llamar al cinabrio, es decir, el sulfuro de mercurio de color rojo vivo que se encuentra en abundancia en la naturaleza como mineral de mercurio. La interpretación más sencilla parece la de "dar alumbre", es decir dibujar con lacas alumbradas obtenidas por la reacción química del alumbre de roca con algunas materias colorantes vegetales.


Para poder escribir o miniar sobre pergaminos blancos o coloreados, con anterioridad se trataban antes del uso para que fuera más fácil la aplicación de tintas y colores. Se pasaba sobre la superficie a decorar bilis de buey mezclada con clara de huevo o se frotaba un algodón empapado con una solución diluida de cola con miel. Los pinceles para miniar se hacían con pelos de cola de marta cibelina, introduciéndolos en un canutillo de pluma de oca de gallina o de paloma.





El esbozo del dibujo sé hacia con un lápiz de plomo, para poder borrar se utilizaba la miga de pan, quitando los residuos con algodón, una serie de cuchillos con varias hojas servían para sacar punta a las plumas, cortar el pergamino y el pan. Otros utensilios eran la escuadra, la regla y los tinteros con tinta negra y roja, algunas veces se utilizaba el compás.

Para aclarar los líquidos o separar los colores de las soluciones depurativas se colaban en un filtro cónico. Los morteros para hacer mezclas eran de mármol calcáceo. Para ligar colores se utilizo la gama arábiga y la clara de huevo; se empleaban mezclas como soluciones de albúmina, azúcar, miel y clara de huevo. La conservación de estas soluciones de goma y colas se aseguraba añadiendo algún aséptico como el alcanfor, clavos de clavel, vinagre o jugo de ajo.

La bilis de buey hacía que el pergamino aceptara mejor los colores del agua, el alumbre de roca y el alumbre de azúcar se empleaba para obtener barnices coloreados a partir de extractos vegetales.

Cada color utilizado para las miniaturas en la Edad Media tuvo características diferentes; el azul ultramar se obtenía moliendo la piedra lapislázuli y se extraía de las minas de Badaksham.

Hasta los siglos XII y XIII se dibujaba con lapislázuli molido y lavado; después se hicieron purificaciones consistentes en empastar el polvo mineral con ceras, aceites y resinas hasta conseguir una pasta maleable.

La madera roja de Oriente se utilizó mucho en la Edad Media para teñir fibras, y también para preparar lacas rojas alumbradas para miniar.

Una vez acabado el trabajo del calígrafo, el miniador dibujaba sobre los pergaminos, el esbozo de figuras y ornamentos con el "lápiz de plomo", trazando también, además de los principales contornos, las líneas de los pliegues de los vestidos y los límites de las zonas de sombra y de luz. Una vez acabado el esbozo, y si se había previsto su uso, se extendía el mordente, se aplicaba una película dorada Este procedimiento se llamaba doratura (pan de oro verdadero o falso), se lijaba y se bruñía. Al principio se utilizaba más un campo de fondo monocromo o también dorado. La delicadeza y transparencia típicas de la miniatura se definieron con la aplicación de la gama de colores y por un empaste más completo.

La elaboración de las miniaturas llegó a ser más sofisticada y compleja en la Baja Edad Media. Una vez terminada la obra, el ilustrador daba un último barniz con goma arábiga y clara de huevo que imprimía el trabajo una patina brillante.

Manuscrito del Monasterio de Guadalupe