El beneficiario es el empresario Diego della Valle, dueño de la empresa de zapatos Tod's, que a cambio de pagar el coste de los trabajos de restauración, 25 millones de euros, mantendrá durante 15 años prorrogables la exclusiva sobre la imagen mundial del monumento romano.
A cambio de sufragar los 25 millones que costará la restauración del anfiteatro del siglo I, Tod's gestionará en exclusiva los alquileres y los derechos de imagen del Flavio dentro y fuera de Italia, podrá poner su logotipo en las entradas y en los andamios, y construir un "centro de servicios" en el área arqueológica más protegida del mundo.
El acuerdo fue firmado el 27 de enero pasado, y el Gobierno lo vendió con gran pompa como un acto de generoso mecenazgo por parte del emprendedor empresario del zapato. Curiosamente, el texto no se dio a conocer, y en gran parte todavía sigue siendo un misterio. El sindicato UIL, muy activo en el campo del patrimonio histórico y la cultura, ha presentado un escrito ante la Fiscalía de Roma y el Tribunal de Cuentas en el que expresa sus dudas sobre el alcance real del contrato y pide que se investigue si hay indicios de delito.
Una asociación mixta que debe ser todavía constituida, y en la que la empresa zapatera será dominante, tomará desde ahora las decisiones que afecten el monumento. Si alguien desea utilizar la imagen del Coliseo para rodar una película, un anuncio o hacer una campaña política, deberá pedir permiso a Tod's. Lo han tenido que hacer ya los responsables de Volkswagen, que pretendían presentar en el teatro romano un nuevo modelo.
Fuentes de la empresa italiana han replicado a las críticas con un argumento sencillo: "Una empresa cotizada en bolsa que invierte 25 millones en restaurar un monumento debe explicar a sus accionistas ese comportamiento. Sería absurdo que Tod's no tuviese la exclusiva mientras duren las obras".
El dueño de Tod's firmó el trato con el comisario del área arqueológica de Roma, el arquitecto Roberto Cecchi, apoderado por un decreto especial de la presidencia del Gobierno. Cecchi es uno de los nombres que el Ejecutivo emplea desde 2001 para acometer su "puesta en valor del patrimonio cultural". Su superior, Mario Resca, ex consejero delegado de McDonald's Italia, fue designado personalmente por Silvio Berlusconi para explotar los monumentos y museos con una visión comercial y privada. Según los críticos, una estrategia populista más, basada en considerar la conservación del patrimonio en una emergencia permanente (lo que ayuda a cerrar contratos a dedo).
El objetivo declarado es lanzar acciones de gran impacto y aumentar las visitas. Mientras, se recortan los fondos públicos, se vacían las plantillas dedicadas al mantenimiento y se relaja el cuidado de los bienes artísticos e históricos. En paralelo, el Gobierno ha ido cediendo al sector privado buena parte de la gestión cultural y museística, desde la organización de exposiciones al negocio de las taquillas, un mercado restringido a un puñado de empresas que obtienen hasta un 30% de cada entrada vendida. Empresas como Electa Mondadori, propiedad del jefe de Gobierno italiano, han obtenido además concesiones públicas para las librerías de una treintena de instituciones, entre ellas la del Coliseo y el Foro Romano.
En los últimos dos años, esa tendencia parece haberse exacerbado, lo que ha provocado tensiones y dimisiones entre los altos cargos culturales.
El Coliseo Romano.
- La construcción del Coliseo empezó en el año 72 por voluntad del emperador Vespasiano. Las obras terminaron en el 80, cuando el emperador Tito pudo inaugurarlo con 100 días seguidos de juegos.
- El también llamado anfiteatro Flavio, debido a la dinastía de los emperadores Flavios que lo edificó, acogía espectáculos y luchas entre gladiadores o entre hombres y bestias. En determinadas ocasiones, los romanos lo llenaban de agua y reproducían batallas navales en las que Roma había salido victoriosa. La entrada era gratuita.
- A partir de la Edad Media, se convirtió en fortaleza y siglos más tarde en almacén de materiales para obras. La Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad junto al centro.
- Una entrada cuesta 12 euros (7, 50 para ciudadanos de la Unión Europea). En 2010 recibió más de cinco millones de visitas.
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