En un pequeño homenaje al artista chileno Roberto Matta, por cumplirse cien años de su nacimiento el próximo mes de noviembre, el Museo Thyssen Bornemisza presenta la instalación de "El cubo abierto", formada por cinco pinturas pertenecientes a la colección permanente del museo.
El montaje de estas obras reproduce la forma en la que el artista las presentó por primera vez en los años sesenta con la intención de sumergir al público en su universo pictórico cargado de referencias literarias, espirituales y artísticas
La exposición, que ha contado con la presencia de Germana Matta, viuda del artista, plantea una reflexión sobre la importancia del espacio en la obra de Matta (Santiago de Chile,1911-Civitavecchia, Italia, 2002), "algo que le obsesiona desde el principio", en opinión de la comisaria Marta Ruiz del Árbol.
Licenciado en Arquitectura, "a Matta le obsesionaba representar el espacio, pero no sólo el espacio interior, como los surrealistas, sino combinándolo con el espacio externo".
Otro de los intereses del artista, que comparte con Marcel Duchamp, es la física moderna, y una de las formas que tiene de representar las cuatro dimensiones es incluir al espectador en la pintura.
En lugar de situar al espectador frente a la obra de arte como ante una ventana, Matta lo introduce en ella, colocándolo en el centro del cubo como si fuera una de sus seis caras y haciendo que se sienta poseído por el cuadro.
"Quiere cambiar la manera de percibir del espectador y llevarle a una reflexión, en la que la visión de la realidad no es única sino que se multiplica hasta el infinito", explica Marta Ruiz del Árbol.
"Roberto Matta consideraba que los artistas ven más que el resto de las personas y por ello le interesaba trasladar sus ideas sociales y políticas a sus obras, y lo hacía provocando que sea la obra la que posea al espectador", como ocurre en la instalación de "El cubo abierto", un espacio pintado por todas sus caras.
En su primer montaje de 1966, la instalación estaba formada por dos obras más, pero cuando se volvió a exponer en 1973 ya solo contaba con cinco lienzos. Las dos obras que no se muestran se conservan en una colección privada y en un museo de Estados Unidos.
En los lienzos Matta quiso representar todos los ámbitos: la tierra, el cielo, el pasado, el futuro, las fuerzas que nos atacan y las fuerzas que nos defienden, y lo hace a través de "Grandes expectativas", al fondo; de "El proscrito deslumbrante" y "El dónde en marea alta", en los laterales; y "Donde mora la locura A" y "Donde mora la locura B", colgados formando un techo.
El montaje de estas obras reproduce la forma en la que el artista las presentó por primera vez en los años sesenta con la intención de sumergir al público en su universo pictórico cargado de referencias literarias, espirituales y artísticas
La exposición, que ha contado con la presencia de Germana Matta, viuda del artista, plantea una reflexión sobre la importancia del espacio en la obra de Matta (Santiago de Chile,1911-Civitavecchia, Italia, 2002), "algo que le obsesiona desde el principio", en opinión de la comisaria Marta Ruiz del Árbol.
Licenciado en Arquitectura, "a Matta le obsesionaba representar el espacio, pero no sólo el espacio interior, como los surrealistas, sino combinándolo con el espacio externo".
Otro de los intereses del artista, que comparte con Marcel Duchamp, es la física moderna, y una de las formas que tiene de representar las cuatro dimensiones es incluir al espectador en la pintura.
En lugar de situar al espectador frente a la obra de arte como ante una ventana, Matta lo introduce en ella, colocándolo en el centro del cubo como si fuera una de sus seis caras y haciendo que se sienta poseído por el cuadro.
"Quiere cambiar la manera de percibir del espectador y llevarle a una reflexión, en la que la visión de la realidad no es única sino que se multiplica hasta el infinito", explica Marta Ruiz del Árbol.
"Roberto Matta consideraba que los artistas ven más que el resto de las personas y por ello le interesaba trasladar sus ideas sociales y políticas a sus obras, y lo hacía provocando que sea la obra la que posea al espectador", como ocurre en la instalación de "El cubo abierto", un espacio pintado por todas sus caras.
En su primer montaje de 1966, la instalación estaba formada por dos obras más, pero cuando se volvió a exponer en 1973 ya solo contaba con cinco lienzos. Las dos obras que no se muestran se conservan en una colección privada y en un museo de Estados Unidos.
En los lienzos Matta quiso representar todos los ámbitos: la tierra, el cielo, el pasado, el futuro, las fuerzas que nos atacan y las fuerzas que nos defienden, y lo hace a través de "Grandes expectativas", al fondo; de "El proscrito deslumbrante" y "El dónde en marea alta", en los laterales; y "Donde mora la locura A" y "Donde mora la locura B", colgados formando un techo.
"Grandes expectativas" R. Matta. |
Junto a las obras que forman esta instalación se exhibe otra pintura de Matta perteneciente a la colección permanente del museo, "Sin título, 1942-1943".
Instalación de "El Cubo Abierto" |
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