Los libros ilustrados para niños vivieron su edad dorada en el paso del siglo XIX al XX. Utilizando el grabado, el aguafuerte y la acuarela, artistas como George Cruickshans (cuentos de los hermanos Grimm) y John Tenniel (Alicia en el país de las Maravillas) pasando por Walter Crane, Arthur Rackham, Beatrix Potter o Kate Greenway, han enternecido a muchas generaciones con sus imágenes.
Pero una nueva tendencia convierte los libros para peques en auténticas obras de arte, con ilustraciones de prestigio y formatos gigantescos que están revolucionando el mercado.
Y es que el libro ilustrado infantil disfruta de una nueva edad de oro. La francesa Rebecca Dautetremer está marcando tendencia con sus obras pintadas en gouche como Princesas olvidadas o desconocidas, Cyrano (ambientada en el japón feudal) Babayaga o Nasrudín . Edelvives ha publicado en España la mayoría de ellos, y también otro boom de ventas, Los Amantes mariposa, escrito e ilustrado por Benjamín Lacombe.
Mención aparte merece el matrimonio de rusos afincado en Alemania, Olga Digina y Andrej Dugin: el preciosismo de sus acuarelas de un realismo mágico que evoca al Bosco y brueghel el Viejo, quita el aliento. Los mejores cuentos de las 1001 noches, (SM), el sastrecillo valiente y Las plumas del dragón (editados por Fondo de Cultura Económica de México).
La artista barcelonesa, Meritxell Ribas, apasionada del gratagge (técnica consistente en rascar con bisturí una plancha de madera cubierta de yeso y tinta negra), se encargó de ilustrar dos grandes clásicos, Tom Sawyer y Huckleberry Finn. Pero una apuesta como ésta no hubiera sido posible sin Pesadilla antes de Navidad, de Tim Burton quien ha sido revolucionario, abriendo las miras de la ilustración para niños.
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